El Palais Garnier, una obra maestra de la arquitectura y uno de los teatros más bellos del mundo, fue inaugurado el 5 de enero de 1875 y cuenta con una rica historia de patrimonio y creación artística, mitos y fantasías, ópera, ballet y conciertos.
Diseñada por el arquitecto Charles Garnier como parte de un ambicioso proyecto iniciado por Napoleón III, esta obra maestra del Segundo Imperio combina armoniosamente influencias clásicas, barrocas y renacentistas, lo que le proporciona la diferencia entre otros coliseos por su majestuosidad y refinamiento. El Palacio Garnier fue oficialmente inaugurado el 5 de enero de 1875, con una ceremonia que incluía la presentación del tercer acto de la ópera La Juïve, de Halévy, y extractos de la ópera Les Huguenots, de Meyerbeer. Ha corrido mucha agua bajo el puente desde su inauguración.
En 1969 el teatro recibió nuevas instalaciones eléctricas y en 1978 parte del Foyer de la Danse original se convirtió en un nuevo espacio para ensayos de la Compañía de ballet, obra del arquitecto Jean-Loup Roubert. En 1994 comenzó la restauración del teatro, la cual consistió en la modernización de la tramoya y de las instalaciones eléctricas, mientras se restauraba y preservaba el decorado y se fortalecía la estructura del edificio. La restauración fue terminada en 2006.
Un poco más pequeño en escala que su predecesor, el Teatro de la Academia Real de Música, el Palacio de Garnier está conformado por 11 000 m², tiene una capacidad de aproximadamente 2200 espectadores y un escenario para 450 artistas.
Decorado con opulencia con frisos multicolores de mármol, columnas y estatuas, muchas de ellas representan deidades de la mitología griega. Entre las columnas de la fachada frontal del teatro, hay bustos en bronce de muchos compositores famosos, como Mozart y Beethoven. El interior está adornado en terciopelo, hojas doradas, ninfas y querubines. La araña de luces del auditorio central pesa más de seis toneladas. El área del techo alrededor de la araña tiene una pintura de 1964 hecha por Marc Chagall. Aparte de la sala de audiciones, existen otras muchas elegantes, espaciosas, donde no faltan salones de celebraciones y una biblioteca.
El teatro alcanza su cumbre más alta con una acústica muy cuidada. La estructura oculta del edificio era de hierro. Su forma, la tradicional de herradura con cuatro hileras de palcos. El gran volumen de la Ópera (algo más de once mil metros cúbicos) obligaba a utilizar una decoración interna, mobiliario, suficientemente absorbente para no generar un aumento excesivo de los tiempos de reverberación. Estas propiedades se lograban gracias a la alta absorción que proporcionaban los asistentes, las gruesas tapicerías del mobiliario y, fundamentalmente, colocando cortinas y tapices pesados, así como grandes telones y alfombras. Así se controla la reverberación y el tiempo de reverberación, a través, de la colocación de materiales absorbentes y reflectores acústicos, logrando en el interior una calidad óptima del sonido.
Teatro, lugar público de festividades y espectáculos, lugar para ver y ser visto, el Palais Garnier ha sido un espejo del poder político y testigo de los principales acontecimientos de la historia de Francia con más de un millón de visitantes y cerca de 350.000 espectadores de todo el mundo. Para celebrar esta efeméride, la Ópera de París programó una serie de eventos a lo largo de 2025: conciertos, exposiciones, encuentros, un documental entre bastidores (Une journée (extra) ordinaire: 24 heures à l'Opéra Garnier), residencias artísticas, publicaciones originales y visitas temáticas, todo ello pensado para abrir este hito al público más amplio posible. Con 172 funciones por temporada, el Palais Garnier sigue desempeñando un papel central en el mundo de la ópera y la coreografía.
Junto con la Ópera de la Bastilla, inaugurada mucho más recientemente, el Palais Garnier forma uno de los dos lugares icónicos de la Ópera de París, actualmente dirigida por Alexander Neef. En la gala estuvieron presentes Lea Desandre, Thomas Dunford, Juan Diego Flórez, Lisette Oropesa y Ludovic Tézier, entre otros artistas de renombre, además de músicos de la Orquesta, artistas del Coro y la Academia, bailarines de la Compañía de Ballet y la Escuela.
En una velada de patrocinio, actuaron también Juan Diego Flórez, Sir Bryn Terfel, Rolando Villazón, Yuja Wang and Sonya Yoncheva la Filarmónica de Viena conducica por Yannick Nézet‐Séguin. También ha tenido lugar un concierto sobre Georges Bizet y sus contemporáneos por los artistas de la Academia en febrero de este año y el 3 de junio próximo la Orquesta y Academia rendirán homenaje a Georges Bizet, que falleció ese mismo día en 1975, muy poco tiempo después de la inauguración del Palais Garnier.
Se cuenta además con una Exposición de trajes en las zonas comunes del Palais Garnier desde septiembre de 2024 a enero de 2026. Como parte de las celebraciones de su aniversario, la Ópera de París presenta vestuario de su repertorio, que abarca desde la década de 1950 hasta la actualidad, con destacados de Les Hugonotes, Giselle, Fausto, Roméo et Juliette y Le Nozze di Figaro. La exposición también rinde homenaje a los 60ésimo aniversario del icónico techo de Marc Chagall con trajes de Daphnis et Chloé.
Francia es un país literario, de historias, de sucesos, de climas y atmósferas muy particulares. Imposible hablar del Palais garnier y no recordar al personaje de El Fantasma de la Ópera está inspirado en la famosa novela homónima del escritor Gastón Leroux. Publicado por primera vez, de septiembre de 1909 a enero de 1910, como una serie en el diario Le Gaulois, la famosa novela ha sido objeto de numerosas películas, música y Literario. Desde las primeras décadas del siglo XX, El Fantasma de la Ópera ha influido fuertemente en la percepción del público en general de este famoso lugar. Sin olvidar un nuevo juego inmersivo a tamaño real, sobre los pasos del fascinante Arsène Lupin del escritor Maurice Leblanc, contemporáneo de Arthur Conan Doyle.
En estos meses se presenta Il Trittico de Puccini, Rigoletto de Giuseppe Verdi entre otros, siempre en conexión con la Ópera de la Bastilla.
La Ópera de París es un universo complejo, multiforme y cada visitante puede destilar y sublimar de ese patrimonio su parcela de goce y de belleza. La constelación del ballet y la danza es capítulo aparte. Como la geografía dibujada por el bailarín legendario Rudolf Nureyev. El bailarín y coreógrafo tuvo una larga y significativa relación con la Ópera de París, donde fue bailarín, coreógrafo y, finalmente, director de danza. Su influencia en el Ballet de la Ópera de París fue profunda, con obras como "La Bella Durmiente" y "Lago de los Cisnes".
Se presentó por primera vez en la institución en 1961, durante una gira con el Ballet Kirov, cautivando al público como el Príncipe en "La Bella Durmiente". Posteriormente, revisó esta obra para el Ballet de la Ópera de París en 1989, considerándola "el ballet de los ballets".
En 1982, Nureyev fue nombrado director de danza de la Ópera de París, su primer puesto permanente. Durante su mandato, desde 1983 hasta 1989, agregó numerosos ballets al repertorio de la compañía, incluyendo sus revisiones de obras de Petipa y creaciones contemporáneas. Y dejó una marca imborrable en el Ballet de la Ópera de París, con sus obras y la creación de nuevas estrellas como Sylvie Guillem y Manuel Legris. Sus creaciones siguen siendo representadas regularmente, incluyendo su versión de "Lago de los Cisnes" y el tercer acto de "Raymonda".
En el presente, continúan los espectáculos de danza, que incluyen también la muestra de trajes de baile organizada en torno a la producción de Mats Ek, Memoria de creaciones, del 27 de marzo al 31 de agosto de 2025 inclusive en los espacios públicos del Palais Garnier, en los niveles de orquesta y parterre. Ek nació el 18 de abril de 1945 en Malmö, Suecia y es hijo de la coreógrafa Birgit Cullberg y del actor Anders Ek, quien protagonizó películas de Ingmar Bergman. Comisariada por Coralie Cadène y Ana Laguna, con motivo de la recuperación del ballet Appartement y del 80 cumpleaños de Mats Ek, se exhibe una selección de trajes y accesorios icónicos de sus grandes ballets (Carmen, Giselle, La casa de Bernarda, Boléro, etc.). Vestidos extraordinarios, túnicas poco convencionales, muñecas mecánicas e incluso una bañera nos sumergen en su mundo inventivo y poético. En esta institución la danza y el canto conforman una cadena indestructible y serían inconcebibles la vivencia de un ámbito sin el otro. Parte de un todo elegante y artístico, organizan el arte y la música en una capital que cuenta además con numerosas salas de concierto, para la ópera, el ballet y los conciertos.
La Ópera de París, templo de la lírica y de la danza fuera de los emblemáticos italianos, fundacionales, uno de los característicos emblemas de la ciudad de París y sus mitos, legendarios, es un monumento vivo a la inspiración humana y a la persecución incansable, irrenunciable, del esfuerzo, del trabajo y de la Belleza.
Alicia Perris
Traduzione in italiano
Il Palais Garnier, capolavoro dell’architettura e uno dei teatri più belli del mondo e rappresenta una ricca storia di patrimonio e creazione artistica, miti e fantasie, opera, balletto e concerti.
Progettato dall’architetto Charles Garnier come parte di un ambizioso progetto voluto da Napoleone III, questo capolavoro del Secondo Impero combina armoniosamente influenze classiche, barocche e rinascimentali che lo distinguono dagli altri teatri per la sua maestosità e raffinatezza.
Il Palais Garnier venne ufficialmente inaugurato il 5 gennaio 1875, con una cerimonia che includeva la presentazione del terzo atto dell’opera La Juive di Halévy e brani da Les Huguenots di Meyerbeer. Da allora, molta acqua è passata sotto i ponti.
Nel 1969 il teatro fu dotato di nuovi impianti elettrici e, nel 1978, parte dell’originario Foyer de la Danse fu trasformato in una nuova sala prove per la Compagnia di balletto, su progetto dell’architetto Jean-Loup Roubert.
Nel 1994 iniziò un importante restauro che prevedeva la modernizzazione del palcoscenico e degli impianti elettrici, oltre alla conservazione delle decorazioni originali e al rafforzamento della struttura. I lavori furono completati nel 2006.
Sebbene leggermente più piccolo rispetto al suo predecessore – il Teatro dell’Accademia Reale di Musica – il Palais Garnier occupa 11.000 m², con una capienza di circa 2.200 spettatori e un palcoscenico in grado di ospitare fino a 450 artisti.
Decorato sontuosamente con fregi policromi in marmo, colonne e statue (molte delle quali rappresentano divinità della mitologia greca), il teatro presenta sulla facciata busti in bronzo di celebri compositori, tra cui Mozart e Beethoven.
All’interno, velluti, foglie d’oro, ninfe e cherubini adornano gli ambienti. Il lampadario centrale della sala pesa oltre sei tonnellate, e il soffitto che lo circonda ospita un affresco realizzato da Marc Chagall nel 1964.
Oltre alla sala principale, ci sono numerosi spazi eleganti e ampi, tra cui sale per ricevimenti e una biblioteca.
Il teatro raggiunge l’eccellenza anche dal punto di vista acustico. La struttura nascosta è in ferro e la forma è quella tradizionale, a ferro di cavallo con quattro ordini di palchi.
Per controllare il riverbero e garantire un’acustica ottimale, è stata utilizzata una decorazione interna particolarmente assorbente: tende pesanti, tappeti, arredi imbottiti e spessi tendaggi contribuiscono a una qualità sonora impeccabile. Grazie a questi materiali e a riflettori acustici posizionati strategicamente, il suono risulta perfettamente equilibrato.
Luogo pubblico di celebrazione, spettacolo, osservazione e rappresentanza, il Palais Garnier è stato specchio del potere politico e testimone degli eventi principali della storia francese, accogliendo oltre un milione di visitatori e circa 350.000 spettatori ogni anno.
Per festeggiare l’anniversario nel 2025, l’Opéra di Parigi ha programmato una serie di eventi: concerti, mostre, incontri, un documentario dietro le quinte (Une journée (extra)ordinaire: 24 heures à l’Opéra Garnier), residenze artistiche, pubblicazioni e visite tematiche, con l’obiettivo di aprire questo luogo emblematico al pubblico più vasto possibile.
Con 172 spettacoli a stagione, il Palais Garnier continua a occupare un ruolo centrale nel mondo dell’opera e della coreografia.
Insieme all’Opéra Bastille, inaugurata più , il Palais Garnier rappresenta uno dei due poli principali dell’Opéra di Parigi, attualmente diretta da Alexander Neef.
Al Gala hanno partecipato artisti rinomati come Lea Desandre, Thomas Dunford, Juan Diego Flórez, Lisette Oropesa e Ludovic Tézier, accompagnati da musicisti dell’Orchestra, artisti del Coro, dell’Accademia e ballerini della Compagnia e della Scuola di Danza.
In una serata sponsorizzata, si sono esibiti anche Juan Diego Flórez, Sir Bryn Terfel, Rolando Villazón, Yuja Wang e Sonya Yoncheva, accompagnati dalla Filarmonica di Vienna diretta da Yannick Nézet‐Séguin.
A febbraio si è tenuto un concerto dedicato a Georges Bizet e ai suoi contemporanei, interpretato dagli artisti dell’Accademia, e il prossimo 3 giugno l’Orchestra e l’Accademia renderanno omaggio a Bizet nel giorno esatto della sua morte, avvenuta nel 1875, poco dopo l’inaugurazione del Palais Garnier.
È prevista anche una grande Mostra di costumi nelle aree comuni del Palais Garnier da settembre 2024 a gennaio 2026.
Nel quadro delle celebrazioni per l’anniversario, l’Opéra di Parigi presenta una selezione di costumi storici, dal 1950 a oggi, con pezzi tratti da Les Huguenots, Giselle, Faust, Roméo et Juliette e Le nozze di Figaro. La mostra rende omaggio anche al 60° anniversario del celebre soffitto di Marc Chagall con costumi da Daphnis et Chloé.
La Francia è terra di letteratura, storie, climi e atmosfere peculiari.
Impossibile parlare del Palais Garnier senza menzionare il personaggio del Fantasma dell’Opera, ispirato all’omonimo romanzo di Gaston Leroux. Pubblicato a puntate tra il 1909 e il 1910 sul quotidiano Le Gaulois, il celebre romanzo ha dato origine a numerose trasposizioni cinematografiche, musicali e letterarie. Fin dai primi decenni del Novecento, Il Fantasma dell’Opera ha influenzato profondamente l’immaginario collettivo legato a questo luogo leggendario.
Va ricordato anche il nuovo gioco immersivo a grandezza naturale, sulle tracce dell’affascinante Arsène Lupin, personaggio creato da Maurice Leblanc, contemporaneo di Arthur Conan Doyle.
In questi mesi sono in scena Il Trittico di Puccini, Rigoletto di Verdi e altre opere, sempre in connessione con l’Opéra Bastille.
L’Opéra di Parigi è un universo complesso e sfaccettato, in cui ogni visitatore può cogliere il proprio frammento di bellezza e piacere.
Il balletto merita un capitolo a sé, come dimostra l’eredità tracciata dal leggendario danzatore Rudolf Nureyev, che ebbe un rapporto lungo e significativo con l’Opéra di Parigi in qualità di ballerino, coreografo e, infine, direttore della danza.
Nureyev debuttò all’Opéra nel 1961 con il Balletto Kirov, conquistando il pubblico nel ruolo del Principe ne La bella addormentata. Nel 1982 fu nominato direttore della danza dell’Opéra di Parigi (il suo primo incarico stabile) e vi rimase fino al 1989, arricchendo il repertorio con nuove produzioni e versioni rivisitate dei grandi classici, oltre a lanciare nuove stelle come Sylvie Guillem e Manuel Legris.
Le sue versioni di Il lago dei cigni e del terzo atto di Raymonda sono ancora regolarmente rappresentate.
Attualmente continuano gli spettacoli di danza, inclusa la Mostra di costumi di scena organizzata intorno alla produzione di Mats Ek Memoria delle creazioni, in programma dal 27 marzo al 31 agosto 2025 negli spazi pubblici del Palais Garnier, ai livelli dell’orchestra e del parterre.
Ek, nato nel 1945 a Malmö, è figlio della coreografa Birgit Cullberg e dell’attore Anders Ek, noto per i film di Ingmar Bergman.
La mostra, curata da Coralie Cadène e Ana Laguna, celebra l’ottantesimo compleanno di Mats Ek e la ripresa del balletto Appartement, esponendo costumi e accessori iconici da balletti come Carmen, Giselle, La casa di Bernarda Alba, Boléro, e altri. Straordinari abiti, tuniche fuori dagli schemi, bambole meccaniche e perfino una vasca da bagno ci immergono nel suo universo poetico e creativo.
All’Opéra di Parigi, danza e canto formano un legame inscindibile: non si può immaginare l’uno senza l’altro. Parte di un unico insieme raffinato e artistico, l’Opéra organizza musica e arte in una capitale che ospita anche numerose altre sale per concerti, opera e danza.
L’Opéra di Parigi, tempio del canto lirico e della danza fuori dall’Italia, è uno dei simboli più emblematici della città di Parigi, un monumento vivente all’ispirazione umana, alla perseveranza, al lavoro e alla Bellezza.